La verdad crujiente: peligros ocultos de los fritos para tu salud

Conoce los peligros ocultos que los alimentos fritos tienen para tu salud

Comer alimentos fritos no debe ser un hábito regular en tu dieta. 

Los alimentos fritos se han convertido en una opción popular para satisfacer los antojos y disfrutar de comidas deliciosas y crujientes. Ya sea unas patatas fritas o unas croquetas, los fritos se han convertido en un placer universal.

Sin embargo, lo que muchos no saben es que estos alimentos pueden suponer un peligro para la salud. El proceso de fritura se realiza en aceite a temperaturas muy altas, un proceso muy agresivo que afecta a la composición de los alimentos.

Es evidente que siempre será mejor optar por un plato de verdura antes que un plato de pollo frito, pero no es siempre lo que más nos apetece

Por ello, podemos incluirlos en nuestra dieta equilibrada y saludable, siempre que no abusemos de ellos.

En este artículo, exploraremos en detalle los riesgos que tiene su consumo si se hace de manera continua y cómo pueden afectar al bienestar.

¿Cómo afectan a mi salud?

Las frituras de los alimentos se realizan en aceite, que tienen un componente calórico muy elevado que se absorbe durante la cocción. Esto aumenta su contenido calórico y las grasas. Por ello, comer fritos de manera habitual supone un peligro que puede contribuir a un aumento de peso a desarrollar enfermedades como sobrepeso, obesidad o diabetes tipo 2.

Como ya hemos dicho antes, cuando los alimentos se fríen a altas temperaturas, se pueden formar compuestos químicos dañinos debido a la reacción entre los aceites y las proteínas o carbohidratos que están presentes en los alimentos. Estos han llegado a relacionarse con un mayor riesgo de padecer cáncer

Las vitaminas de los alimentos se disuelven en la grasa de la fritura, perdiéndose en el aceite. Esto supone que no lleguen al organismo y su consumo no sea nutritivo.

Los alimentos fritos a menudo contienen altas cantidades de grasas trans, conocidas por aumentar el colesterol malo (LDL) y reducir el colesterol bueno (HDL) en nuestro cuerpo. Esto puede conducir a un mayor riesgo a desarrollar enfermedades cardíacas, sufrir una obstrucción de las arterias y otros problemas de salud. 

Por ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la ingesta de grasas trans sea inferior del 1% de la “ingesta calórica total, lo que se traduce en menos de 2,2 g/día en un régimen alimentario de 2.000 calorías.”

También tienen impacto en el sistema cardiovascular. Las grasas saturadas presentes en los fritos pueden llegar a aumentar la inflamación en el cuerpo, que contribuye al de enfermedades del corazón, hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares.

Los alimentos fritos son conocidos por ser pesados y difíciles de digerir. Su alto contenido de grasa genera malestar en el estómago, indigestión, reflujo ácido y otros trastornos digestivos. Además, un consumo excesivo lleva a una mala absorción de nutrientes esenciales y afecta a la salud intestinal.

Consejos para comer menos fritos

Es importante conocer los riesgos que tiene el consumo en exceso de fritos para la salud

Aunque es tentador disfrutar de alimentos fritos todos los días, es importante conocer los riesgos que tiene su consumo para la salud si se abusa de ellos constantemente, lo que nos puede llevar a tener una dieta desequilibrada.

Ahora que ya sabes cuáles van a ser las consecuencias para tu cuerpo, es importante que optes por otras alternativas más saludables.

Elige métodos de cocción más saludables. Hornear, asar o cocinar al vapor. Esto siempre debe hacerse el tiempo justo y necesario para conservar las vitaminas y minerales.

Es más sano cocinar alimentos a la plancha, como es el caso de la carne, el pescado o los huevos. La cantidad de aceite que usarás será menor que la que necesitas a la hora de freír. ¿Y qué aceite es mejor para hacerlo? Pues el aceite de oliva virgen extra es siempre mejor opción.

También puedes optar por las freidoras de aire. Estos aparatos ayudan a cocinar los alimentos casi sin grasa.

Pero lo mejor que puedes hacer es cambiar tu forma de comer. Esto no implica dejar de lado completamente estos alimentos, pero si reducir su consumo a una o dos veces en pequeñas cantidades durante la semana.

Recuerda que una alimentación equilibrada y consciente es fundamental para mantener una buena salud a largo plazo. 

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